Reforma integral de restaurante, consejos

Ningún restaurante es igual a otro. Ni siquiera los que pertenecen a la misma franquicia. Cada uno tiene sus particularidades, su tipo de clientela, sus ritmos, sus dimensiones y ocupación de los espacios, etc. Por tanto, las reformas de restaurantes no son algo que se pueda estandarizar. Cada una es un mundo, y debe planificarse cuidadosamente y de manera personalizada.

Por eso, antes de comenzar con las obras, e incluso antes de estudiar cómo debe ser la obra o incluso de solicitar la licencia de actividad necesarias con el Ayuntamiento, hay que tener en cuenta varios aspectos. También hay que observar la “vida” que tiene el restaurante. Porque todo influirá en su reforma y en el aspecto, estilo y disposición de mesas y espacios que tendrá tras la reforma. Pero como siempre, los dos primeros consejos son obvios. El primero es contratar una empresa especializada en reformas integrales. Preferiblemente, que tenga experiencia en reformas de restaurantes u otros establecimientos de hostelería similares.

El segundo es abrir las puertas del restaurante a la empresa para que puedan estudiarlo al milímetro. Y por supuesto, mantener un diálogo y un contacto fluido con los responsables de la obra. Tanto con el arquitecto encargado de planificar la reforma como con el jefe de obra. Así no solo conseguirás reducir al mínimo los dolores de cabeza y los problemas durante la obra. También los que aparecen después, porque una mejor comunicación incide en una menor tasa de desperfectos y fallos. Como plus, también conseguirás rebajar el tiempo que tardará en terminar la reforma, porque todo el mundo tendrá claro todo lo que necesita saber para hacer su trabajo. Pero veamos qué otros consejos pueden resultarte de utilidad de cara a las reformas de restaurantes.

Reformas de restaurantes: antes de ejecutar, estudiar

Como hemos comentado, cada restaurante es un mundo con su vida propia. Por ello, es importante conocer todos sus detalles y modus operandi antes de planificar una reforma. Para ello lo mejor es abrir las puertas del restaurante a los expertos en diseñar y planificar la reforma. Así podrán ver no solo como es, su atmósfera y distribución. También podrán ver cómo está organizado y distribuido el trabajo en cocinas, la separación entre mesas, el estado y prestaciones de los aseos, etc.

En este punto también es importante que los planificadores de la reforma estén un tiempo en el restaurante en pleno servicio de comida o de cena. Así podrán hacerse una idea de su nivel de ocupación, de la ruta que siguen trabajadores y clientes para llegar a distintos puntos del restaurante o las necesidades que tiene cada equipo de trabajo. Todos estos datos son bastante más relevantes de lo que parece, y deben valorarse y estudiarse para planificar la reforma.

En este punto es también imprescindible la contratación de un diseñador de interiores para ayudar a definir y diseñar el estilo del restaurante, así como todo lo relacionado con lo que irá en el interior del establecimiento que no sean las cocinas: mobiliario, textiles, elementos decorativos, etc. Incluso aunque el restaurante sea parte de una franquicia. En este caso es posible que las reformas de sus restaurantes deban cumplir una serie de requisitos de uniformidad en cuanto a estilo, colores, materiales o mobiliario. Cuando sea así es probable que la empresa matriz sea la que se encargue de todo lo relacionado con su decoración e interiorismo. Incluso puede que cuente con una empresa de reformas ya contratada para efectuar reformas de restaurantes que pertenezcan a la cadena. Gracias a esto, los quebraderos de cabeza serán menores.

Tras el estudio, planificación y diseño

Una vez recopilados todos los datos sobre la vida del restaurante, llega la hora de sentarse a hablar con los propietarios para comenzar a diseñar y planificar la obra y el presupuesto. Siempre debe incluirse en los planes al propietario del restaurante. El diálogo con él debe ser constante y continuo, y nunca se le debe forzar a aceptar cosas que no quiera. En casos en los que se vean como necesarias, se le debe explicar con detalle por qué se ve un cambio o modificación como necesario o imprescindible. Así contará con los datos necesarios para comprender el cambio y será menos reacio a consentirlo.

Los planos y todos los documentos en los que se detalle el proceso de reforma serán lo más claros posible. Además, se explicará cada paso al propietario del restaurante con todo lujo de detalles. Lo mismo debe hacerse cada vez que surja un problema en la obra, o cuando haya que hacer algún cambio en los planes iniciales. Asimismo, cuanto antes se aborden estos problemas, mejor. Menos tiempo se perderá en el proceso.

Consejos para reformas de restaurantes: cocinas

Aunque el grueso de la actividad de un restaurante de cara al exterior se lleva a cabo en la sala, hay dos espacios sin los que no sería posible la existencia de un restaurante. Sobre todo, de la cocina, que debe cumplir obligatoriamente una serie de requisitos.

Así, es importante recordar que las paredes de la cocina deben estar cubiertas por materiales impermeables que puedan limpiarse y desinfectarse con facilidad. Por ejemplo, con azulejos. En cuanto al suelo, debe estar cubierto por un material liso y que evite los resbalones. También debe poder limpiarse y desinfectase con facilidad. Los techos han de ser lisos y de color claro, y es importante que la pintura que se utilice para decorarlos sea lavable, para facilitar su limpieza.

Además, hay que cuidar especialmente la distribución de los electrodomésticos y de los espacios en los que se trabaja con alimentos. A ello contribuirá también la elección de la maquinaria de cocina que se utilizará para la elaboración de los platos, algo que no debe descuidarse. Hay establecimientos y fabricantes de este tipo de equipamiento enfocados especialmente a la hostelería, con los que se puede trabajar a la hora de emprender reformas en los restaurantes. Así, consultar con ellos la elección de las máquinas necesarias con los planos de la reforma del restaurante en la mano puede facilitar la elección de los más adecuados en cada caso.

Hay que prestar mucha atención también a los huecos destinados a la ventilación, que deben estar protegidos para evitar la entrada de insectos. Los desagües también han de protegerse con rejillas, y estar preparados para que no entren olores a la cocina. En ella tiene que haber instalaciones de agua caliente y fría, un lavamanos de accionado automático y una campana especial para hostelería que se encargue de la extracción de humos y vapor.

Aparte de estas consideraciones obligatorias, también hay otros puntos que se pueden tener en cuenta para la reforma. Por ejemplo, en restaurantes que quieran dar mucha importancia a la cocina y que tengan platos que gocen de gran aceptación entre sus comensales. También, aunque con cierto cuidado, en los locales que quieran ofrecer transparencia sobre cómo elaboran los platos, se puede, si es posible, abrir la cocina a la sala. Para ello se separarán ambas estancias con un cristal blindado, colocado a media altura. Este permitirá ver cómo se cocina, pero sin que se vez la parte inferior de la cocina.

 

Los baños del restaurante

Al igual que las cocinas, los baños de los restaurantes deben cumplir diversos requisitos para que el restaurante pueda funcionar. Entre ellas está la obligatoriedad de contar con lavamanos dotados de agua fría y caliente. Además, tiene que haber al menos un baño para las mujeres y otro para los hombres. En ambos baños tendrá que haber al menos un inodoro y un lavabo. Si hay más de un inodoro, estarán todos separados entre sí, y contarán con una puerta para mayor intimidad. No hay que olvidar que los aseos tienen que contar con algún tipo de ventilación.

Preferiblemente esta será natural, pero si no es posible se deberá instalar un sistema de extracción de olores. Es decir, un sistema de ventilación forzada. Otro punto importante es que los baños de un restaurante no pueden contar con comunicación directa con zonas donde se estén manipulando alimentos, como la cocina. Es un punto importante a la hora de abordar reformas de restaurantes.

La sala de comidas del restaurante

La sala del restaurante es el punto en el que los comensales degustan los platos, y el que probablemente, junto con la comida, hace que estos se decidan por entrar o no al restaurante. Su atmósfera es uno de los ingredientes que pueden hacerles repetir visita en el futuro. Por eso hay que cuidarla al máximo en la reforma. Para ello hay diversos elementos que deben estudiarse cuidadosamente. Entre ellos, los colores. No solo los de las mesas y los textiles. Incluso los de los revestimientos. Hay que elegirlos con cuidado, pensando en conseguir un ambiente agradable y cómodo para los clientes. Eso sí, los tonos elegidos para cada elemento deben ir en consonancia con la imagen corporativa del establecimiento.

También hay que tener cuidado con la separación entre las distintas mesas, y cuidar que cada comensal tenga el espacio necesario para estar cómodo y no sentirse agobiado. Este puede ser un punto de fricción entre los diseñadores de interiores ala hora de abordar la elección y distribución del mobiliario. Es algo que toca explicar a muchos propietarios en reformas de restaurantes. En ocasiones es mejor sacrificar una o dos mesas para que todos los comensales puedan moverse por el restaurante sin estorbos. También para evitar tener que comer apretujados unos con otros. De lo contrario, la sensación de confort que se busca al comer en un restaurante puede caer drásticamente.

Otro de los aspectos que hay que vigilar en la sala de comidas es el ruido. No precisamente el de los comensales cuando comen, sino el que viene de la cocina. En la mayoría de restaurantes, las cocinas son bastante ruidosas, tanto por las conversaciones que hay que mantener como por el tipo de trabajo que se desarrolla en ellas. En casos en los que sea así y el ruido de la cocina se escuche en la sala de comidas, es aconsejable aprovechar las reformas de restaurantes para insonorizar la cocina. Para ello se pueden instalar placas de materiales aislantes en sus paredes.

Barra separada de la sala y espacio infantil

En muchos restaurantes hay una separación entre la zona de comidas y una pequeña zona de bar. De esta manera, quienes lleguen al restaurante antes de la hora de su reserva, o los que tengan que esperar a otros comensales cuentan con un espacio agradable e independiente para poder hacerlo. Obviamente, hacer esto es más sencillo si el local es de grandes dimensiones. No obstante, en prácticamente cualquier restaurante se puede instalar una pequeña barra con algunas sillas altas y alguna mesa más baja para esperar con tranquilidad. La barra también puede incorporar un servicio de bar, para ofrecer algunas bebidas y aperitivos mientras dure la espera.

En caso de que la zona de barra esté en un local grande, se puede plantear que se convierta incluso en un bar con su propia entidad, y en el que además de bebidas se pueden ofrecer platos sencillos para tomar de forma más informal que dentro del restaurante.

Otro de los puntos a estudiar es el tipo de comensales del restaurante. Si son parejas en una cena romántica o directivos y profesionales a la hora de comer, habrá que planificar ambientes para que ambos estén a gusto. En el caso de los primeros agradecerán una atmósfera cálida y acogedora, para lo que habrá que jugar con los colores. Pero también con los detalles en las mesas. Por ejemplo, colocando lamparitas pequeñas y de luz cálida. En el caso de los profesionales, en muchas ocasiones aprovechan las comidas para cerrar acuerdos de trabajo o negocios.

Por lo tanto precisan un ambiente más privado. Para proporcionárselo es recomendable, si es posible, crear una zona con uno o dos reservados, que puedan aislarse del resto de la sala mediante puertas correderas. Así, cuando no se utilicen para reuniones privadas, se podrán abrir al resto del restaurante y utilizarse con normalidad.

Pero si quienes acuden al restaurante son familias con niños, todos agradecerán que los pequeños cuenten con un espacio para ellos en un rincón agradable y a la vista de toda la sala en la que puedan entretenerse. Con algunas pizarras y espacio para pintar, mesas y sillas de su tamaño e incluso algún juguete sencillo. Así todos estarán más relajados: los niños podrán moverse después de terminar de comer y los padres podrán terminar tranquilamente su comida y estar un rato de sobremesa mientras vigilan a sus pequeños.